sábado, 27 de enero de 2018

Charco, canciones del Río de la Plata. Ebullición musical para el mundo.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

Uno de los debates que han perdurado durante el siglo pasado y lo que va de éste y que ha dividido opiniones por el orgullo que representa es el conocer de nde es originario Carlos Gardel, el músico que inmortalizara e internacionalizara el tango. Esta discusión enfrenta a argentinos y uruguayos pues ambos reclaman ser el lugar donde sucedió. Separadas por el Río de la Plata, difícilmente Montevideo y Buenos Aires podrían negar la influencia que tendría Gardel en la música que se haría posteriormente en esta región. Charco, canciones del Río de la Plata dirigido por Julián Chalde lo deja claro.

Protagonizado por Pablo Dacal, un músico argentino, la cinta nos lleva por un viaje a las calles de las dos ciudades capitales de ambos países. En este recorrido el principal objetivo es el conocer las raíces musicales que han propiciado la mezcla y aparición de diferentes géneros que se han gestado y desarrollado en el lugar. 

A lo largo de la cinta nos encontraremos con una serie de entrevistas con diferentes músicos tanto argentinos como uruguayos en donde conoceremos buena parte de la historia de la música que comparten en la "gran ciudad separada por un río".

Chalde nos propone en esta cinta, el viajar a través de la historia para poder encontrar las razones que han funcionado como el caldo de cultivo para la generación de diferente música en la región y que al mismo tiempo ha sido manufacturada y exportada a diferentes países. El planteamiento se encarna en la figura de Pablo Dacal, a quien el espectador acompañará en su encuentro con diferentes músicos que explican la historia que les ha tocado vivir. 

Gracias a esta figura es que las charlas que se presentan se tornan en pláticas más íntimas, en donde diferentes colegas se ponena discutir sus puntos de vista y, con ello, reconocen la trayectoria de las diferentes influencias que han tenido, no sólo en lo musical sino también en la vida cotidiana, los problemas de los lugares donde habitaron y las dificultades sociales o económicas que debieron enfrentar.


Pero al mismo tiempo, el documental ofrece una serie de interpretaciones musicales con diferentes personajes entrevistados, así encontramos que gente como Fito Páez, Sofía Viola, Gustavo Santaolalla, Jorge Drexler o el propio Dacal, entre otros, participan no sólo con la información sino también ofrecen su música para ilustrar y acompañar la investigación.

La cámara está bien dirigida, lleva a vaiajar por diferentes lugares en un movimiento constante, lo cual le da mayor realismo al tema abordado. En edición a ello, el montaje y la edición también es interesante, el primero para contar la historia de manera óptima llevando siempre un hilo conductora, la segunda porque le otorga buen ritmo que acompaña en la creación de las atmósferas apoyada por las letras de las canciones y por la iluminación que tiende a los colores fríos.

Acaso el problema que enfrenta la cinta es el contar una historia bastante localista, por lo cual dan por sentado que toda la gente que verá la cinta conoce de antemano a la mayoría de los músicos mencionados o el contexto donde se desarrolla, sin detenerse a explicar la importancia de sus aportaciones, no se hace ni en las pláticas de los entrevistados ni como parte de la edición. Esta situación puede llevar a confundir o a hacer perder el hilo a quien no esté familiarizado con las escenas musicales provenientes de la región.

Charco, canciones del Río de la Plata, es un filme que se torna muy interesante pues pone de lleno al espectador con un pedazo de la historia tanto argentina como uruguaya y la relación que la música ha tenido con otras artes. Es un recuento interesante en donde la melancolía, la poesía, el mate y el tango confluyen y conviven de buena forma dando como resultado un documental que entretiene y llama la atención desde el inicio.

Charco, canciones del Río de la Plata, Julián Chalde, Argentina, 2017, 80 mins. Con: Fito Páez, Daniel Melingo, Fernando Cabrera, et. al.


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