Por: Manuel Hernández-Samperio.
El mundo y las diversas sociedades que lo componen se mueven
y evolucionan de manera convulsa, en muchas ocasiones la línea entre el bien y
el mal y tomar la decisión de hacerlo podr{ia derivar en experiencias
totalmente impensables. Escala suicida del ruso Nikolai Lebedev nos cuenta una
historia a partir de este dilema y lo hace acompañado de mucha acción.
Alexei Gushchin (Danila Kozlovsky) es un piloto militar que
ha sido expulsado por desobedecer una orden. Obligado a buscar trabajo en una
aerolínea comercial, tendrá que soportar ser tratado como aprendiz del
experimentado piloto Leonid Zinchenko, un hombre duro que, a diferencia de
Alexei, interpone las reglas como el principal eje rector de su vida.
Al mismo tiempo es atraído por Alexandra, una piloto con la
que comienza una relación. Tras un altercado en un viaje, en donde Alexei una
vez más rompe las reglas, la tripulación queda al borde de perder su trabajo.
En un intento de la aerolínea por mantenerlos los enviarán alrededor del mundo.
En este momento se les abrirá la oportunidad de ayudar en un desastre natural,
sin embargo, las cosas podrían no salir de la mejor manera.
La cinta rusa nos pone de lleno con una historia en donde la
disyuntiva por hacer el bien, o no, llevará
a los personajes a situaciones
extremas en donde dos cosas serán indispensables para poder salir adelante: el
trabajo en equipo y la capacidad de cada uno para realizar su trabajo.
Si la cinta hubiera buscado explotar y reflexionar sobre la
disyuntiva que implica el bien y el mal, habría encontrado un eje que la guiara
y probablemente no habría encontrado tantos desvíos a lo largo de la trama, nos
explicamos, la cinta plantea una historia en donde un hombre es incapaz de
seguir las reglas pero que al mismo tiempo busca hacer lo que él considera el
bien, una vez que eso queda claro comienza a perderse gracias a que busca que
la trama se torne llena de suspenso y acción.
El guión, debido a lo anterior, cae en algunas obviedades
para dejar clara la psicología del personaje principal, pero además, provoca
que la historia se vaya diluyendo gracias a la sucesión de una
tragedia tras
otra en aras de buscar hacer más dramática la historia, llevando a la
inverosimilitud y por lo mismo al cansancio del espectador, quien no ha
terminado de digerir una dificultad, cuando aparece la siguiente.
A pesar de esta situación, la cinta cuenta con algunos
elementos que buscan salvar la trama, el primero de ellos son las actuaciones,
las cuales todo el tiempo van acordes a las necesidades de la trama y que en
todo momentos se mantienen al mismo nivel.
El segundo punto y que es bastante destacable es el uso de
los efectos especiales, los cuales están muy bien diseñados, que dotan de bastante
realismo a cada una de las acciones en donde son requeridos y que, dicho sea de
paso, nunca se ven falsos o mecanizados para efectos de la cinta, es
probablemente el elemento que más destaca. El resto de elementos juegan y
conviven entre sí en aras
de llevar a buen puerto el resto de la trama: música,
fotografía, diseño de producción, etc.
Escala suicida es un filme que propone poco en cuestión de trama, mencionando además que se vuelve muy predecible gracias a la gran cantidad de cintas que continuamente llegan con tramas parecidas y que se alarga innecesariamente. Sin embargo, la cinta tiene buenos momentos de tensión (a veces quizá exagerados) que mantienen al espectador a la espera de lo que sigue en la trama. El mayor aporte en el muy buen uso de los efectos especiales que eleva el nivel de lo visual a la película. Cumple con el objetivo de entretener transportando por dos horas al espectador a una aventura al otro lado del mundo.
Escala suicida, Nikolai Lebedev, Rusia, 2016, 128 min. Con: Danila Kozlomvsky, Vladimir Mashkov, Agne Grudyte, et. al.
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