Robar
ha sido muchas veces equiparado con un arte, lograr engañar a alguien
para despojarlo de sus pertenencias sin que reclame por lo mismo ha sido
llevado a un extremo en donde la gente termina por admirar a quienes lo
han logrado, la situación se hace mucho mayor cuando las víctimas son instituciones que no son muy bien vistas por la gente, un banco, por ejemplo. En el ámbito
cinematográfico, los robos han sido el pretexto para crear tramas
memorables en donde comúnmente la acción y la inteligencia forman parte
de los personajes protagonistas. El caso de Mentes Maestras de Jared Hess, es un tanto diferente.
La
vida de David, como policía privado, transcurre en la rutina total,
está enamorado de su compañera de trabajo Kelly aunque es incapaz de
hacer algo por conquistarla, encima de esto está por contraer nupcias
con una mujer poco expresiva e igual de torpe que él. Las cosas cambian
cuando Kelly renuncia a su trabajo y comienza a juntarse con un grupo
de rufianes que buscan volverse famosos a toda cosa y, tomando la idea
de la televisión deciden que robar el lugar donde trabajaba Kelly les dará dinero y fama.
Kelly
quiere ayudar a sus nuevos amigos y para poder completar el robo
contactara a David, a quien intentará seducir para convencerlo de
ayudarlos. Una vez consumado el robo, comenzará la búsqueda del dinero,
pero cuando las cosas se complican eliminar a David, quien ha huido del país y espera que Kelly lo alcance, será lo primordial.
Basada en un hecho real, la cinta de Hess
propone muy poco en todos los aspectos, es una comedia que termina por
volverse burda, predecible y echando mano de los personajes a los que ya
nos ha acostumbrado el cine hollywoodense, en donde lo grotesco y la
estupidez son el pan de cada día.
El guión parte de presentarnos a un ser al que todo le sale mal, papel que Galifianakis ya había mostrado en la serie de cintas de Que pasó ayer, en donde su personaje, una vez más,
hacía del estúpido de la historia con buenas intenciones. Aquí lo mueve
un amor fundamentado en nada, acaso unas llamadas telefónicas que lo
hacen creer que es deseado. A partir de aquí
pareciera que su torpeza siempre se vera recompensada por sus buenas
intenciones, ya que cada vez que se mete en problemas sale de ellos sin
ningún esfuerzo, situaciones que se sienten forzadas y aunque en
ocasiones son graciosas tampoco se puede decir que son apabullantes.
El
resto de los elementos que conforman la cinta están bien desarrollados,
trabajan para la historia, lo cual provoca que ninguno se destaque por encima de los demás. Los efecto especiales están bien realizados.
Mentes maestras es, paradójicamente, una película en donde sus protagonistas intentan ganarse al público a través del ridículo que raya en la estupidez. Como anécdota para enterarse de uno de los robos en efectivo más grandes que han existido en los Estados Unidos, funciona; pero también es un hecho que no se puede pedir más allá en el aspecto cinematográfico ni en una comedia que busque profundizar en sus personajes.
Mentes Maestras, Jared Hess, Estados Unidos, 2015, 94 min. Con: Kristen Wiig, Jason Sudeikis, Zach Galifianakis, et. al.
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