viernes, 14 de octubre de 2016

Mentes Maestras. Cuando la estupidez resulta fortuita.

Por: Manuel Hernández-Samperio

Robar ha sido muchas veces equiparado con un arte, lograr engañar a alguien para despojarlo de sus pertenencias sin que reclame por lo mismo ha sido llevado a un extremo en donde la gente termina por admirar a quienes lo han logrado, la situación se hace mucho mayor cuando las víctimas son instituciones que no son muy bien vistas por la gente, un banco, por ejemplo. En el ámbito cinematográfico, los robos han sido el pretexto para crear tramas memorables en donde comúnmente la acción y la inteligencia forman parte de los personajes protagonistas. El caso de Mentes Maestras de Jared Hess, es un tanto diferente.

La vida de David, como policía privado, transcurre en la rutina total, está enamorado de su compañera de trabajo Kelly aunque es incapaz de hacer algo por conquistarla, encima de esto está por contraer nupcias con una mujer poco expresiva e igual de torpe que él. Las cosas cambian cuando Kelly renuncia a su trabajo y comienza a juntarse con un grupo de rufianes que buscan volverse famosos a toda cosa y, tomando la idea de la televisión deciden que robar el lugar donde trabajaba Kelly les dará dinero y fama.

Kelly quiere ayudar a sus nuevos amigos y para poder completar el robo contactara a David, a quien intentará seducir para convencerlo de ayudarlos. Una vez consumado el robo, comenzará la búsqueda del dinero, pero cuando las cosas se complican eliminar a David, quien ha huido del país y espera que Kelly lo alcance, será lo primordial.

Basada en un hecho real, la cinta de Hess propone muy poco en todos los aspectos, es una comedia que termina por volverse burda, predecible y echando mano de los personajes a los que ya nos ha acostumbrado el cine hollywoodense, en donde lo grotesco y la estupidez son el pan de cada día. 

El guión parte de presentarnos a un ser al que todo le sale mal, papel que Galifianakis ya había mostrado en la serie de cintas de Que pasó ayer, en donde su personaje, una vez s, hacía del estúpido de la historia con buenas intenciones. Aquí lo mueve un amor fundamentado en nada, acaso unas llamadas telefónicas que lo hacen creer que es deseado. A partir de aquí pareciera que su torpeza siempre se vera recompensada por sus buenas intenciones, ya que cada vez que se mete en problemas sale de ellos sin ningún esfuerzo, situaciones que se sienten forzadas y aunque en ocasiones son graciosas tampoco se puede decir que son apabullantes. 

Las actuaciones están muy bien logradas, es cierto que cada vez es más común usar este tipo de clichés en la comedia estadounidense, sin embargo, en la cinta cada uno de los personajes logra darle una toque propio que en conjunto deja un sabor agradable (al menos en las actuaciones).

El resto de los elementos que conforman la cinta están bien desarrollados, trabajan para la historia, lo cual provoca que ninguno se destaque por encima de los demás. Los efecto especiales están bien realizados. 

Mentes maestras es, paradójicamente, una película en donde sus protagonistas intentan ganarse al público a través del ridículo que raya en la estupidez. Como anécdota para enterarse de uno de los robos en efectivo más grandes que han existido en los Estados Unidos, funciona; pero también es un hecho que no se puede pedir más allá en el aspecto cinematográfico ni en una comedia que busque profundizar en sus personajes.

Mentes Maestras, Jared Hess, Estados Unidos,  2015, 94 min. Con: Kristen Wiig, Jason Sudeikis, Zach Galifianakis, et. al. 


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