Por: Manuel Hernández-Samperio.
Comúnmente las películas ubicadas dentro del contexto de una guerra suelen ser producciones que reflejan un presupuesto elevando en donde lo importante son los efectos especiales que muestran batallas con gran cantidad de soldados y donde se cuentan historias tanto épicas como irreales. El caso de Lobo, ubicada en Medio Oriente en 1916, en medio de la Primera Guerra Mundial, es una trama que contrasta con lo mencionado y, a través de pocos personajes, cuenta un relato y evidencia problemáticas que han perdurado hasta nuestros días.
Hussein y Theeb son dos hermanos que viven con su tribu establecida dentro del Imperio Otomano. Su padre ha muerto y es Hussein, el mayor, quien siente la obligación de hacerse cargo de Theeb. Su vida se ve interrumpida cuando un oficial británico llega acompañado de su traductor buscando a Hussein para que los ayude a encontrar un pozo en el desierto. Sintiéndose comprometido por honrar la memoria de su padre decide ayudar al extranjero. Sin embargo, su hermano Theeb decidirá seguir a la pequeña caravana por el miedo que siente de quedarse solo.
Esta aventura les obligará a atravesar el desierto sabiendo que al hacerlo se expondrán a diferentes peligros encarnados por otras tribus y por ladrones que intentarán aprovechar la falta de ley para hacer su trabajo.
Lobo es una cinta que nos habla de territorios que han estado en conflicto por mucho tiempo y plantea lo difícil que puede llegar a ser la vida para la población que intenta sobrevivir en un ambiente hostil, en este caso de la niñez y las dificultades que desde hace más de cien años han perdurado, pues es claro que en nuestros días no es muy diferente.
El guión, a pesar de utilizar pocos personajes, plantea una road movie con tintes de thriller que da como resultado una historia que mantiene al espectador pendiente de lo que vendrá, ya que va echando mano de diferentes giros que pondrán a Thaab, el personaje principal, en constante contacto con la muerte, una vez que se ha hecho presente.
Si bien por momentos ese guión usa algunos clichés e incluso algunos de sus personajes en apariencia logran hacer cosas poco reales, este no es un impedimento para lograr el cometido de plantear una historia que hable de lo desolador de la vida durante la guerra.
Por otra parte se debe resaltar la utilización del desierto como la locación en donde todo sucede, la cual está bien utilizada, pues se explotan de buena forma los paisajes disponibles. Incluso los momentos en donde las montañas tienen un papel importante están bien utilizados. Esto se complementa con un uso de cámara que deja ver, a partir de planos generales, composiciones en donde precisamente el objetivo es hacer resaltar la vista que proporciona el lugar.
Junto con ese uso de la cámara, se tiene la correcta utilización de los encuadres que son justos de acuerdo a las necesidades de la narrativa y apoyados por la edición para obtiene un ritmo óptimo. Finalmente el otro aspecto resaltable es la fotografía, la cual tienen diferentes detalles, en su mayoría se encuentra bien lograda, sin embargo, hay algunos momentos en donde provoca que la imagen tenga un efecto grumoso (aunque no sabemos si es por la falta de luz o por algún cambio en el deispositivo de grabación); en contraste a estos momentos, hay otros en donde lucen los paisajes gracias al buen uso de la luz.
Las actuaciones son de destacarse, Jacir Eid Al-Hwietat quien interpreta a Theeb y en quien recae la mayor parte de la cinta realiza un trabajo excepcional, logrando que el espectador conecte con él, un acierto del director es que no retoma al personaje desde un punto de vista condescendiente, por el contrario, si le ha pasado alguna desgracia lo deja interactuar con el entorno y buscar sus propias solución, la que encuentra al final puede ser un tanto impactante.
El resto de los personajes se comportan de acuerdo a lo exigido, cada uno de ellos está bien estructurado y se puede notar que cada cual tiene y cumple con la razón de ser que se le ha asignado para hacer avanzar la historia y acompañar al personaje principal en su aventura.
Con respecto a la música se utiliza un score que referencia al lugar del que proviene la trama, sin embargo, desde nuestro punto de vista se abusa de su uso, pues se emplea siempre que los personajes se encuentran viajando a través del desierto, se puede entender que pudo usarse este recurso para evitar caer en el tedio que puede implicar grabar en una locación así, sin embargo, ese exceso en su uso la vuelve notoria, no es precisamente molesta, sin embargo, consideramos que bien se pudieron ahorrar algunos segmentos musicales para incluir el sonido ambiente y darle una mayor verosimilitud a la pequeñez de los viajeros ante la inmensidad del lugar en donde se han internado.
En resumen, Lobo es una cinta que merece ser vista por el contenido político que la rodea, si bien la trama se desarrolla cien años atrás, cada una de las situaciones por las que atraviesan los personajes se antojan actuales, bien podría ser una reflexión sobre qué tanto se ha avanzado en la superación de estas problemáticas o si la situación en la que nos hemos metido lejos de combatirlos los ha fomentado. Es un plus saber que fue considerada por la academia estadounidense para competir por el premio Óscar en la categoría de Película Extranjera.
Lobo, Naji Abu Nowar, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido, Qatar, 2014, 100 min. Con: Jacir Eid Al-Hwietat, Hussein Salameh Al-Sweilhiyeen, Hassan Mutlag Al-Maraiyeh, et. al.
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