Por: Manuel Hernández-Samperio.
En México el melodrama tiene una relación muy estrecha en las telenovelas y fue una de las banderas más retomadas durante la época dorada. En la actualidad los cineastas han hecho varios esfuerzos por apartarse de él, sin embargo, ocasionalmente aparecen obras que tienen simpatía por el género. Estar o no estar es, ópera prima de Marcelo González una muestra de ello.
Augusto (Flavio Medina) llega a Tlacotalpan después de la muerte de su madre (Patricia Reyes Espíndola), una mujer que durante años lo obligó a estar junto a ella ya que no podia estar sola y a la que ha internalizado en una especie de psicosis. Por esta razón tiene problemas para relacionarse con las personas. En este lugar conocerá a Nastenka (Aislinn Derbez), una joven ucraniana que llegó ahí varios años atrás, quien tiene una vida establecida, quien espera todas las tardes a su novio, quien prometio regresar después de haberse embarcado con la marina.
Cuando parece que su novio no volverá, Nastenka se da la oportunidad de conocer a Augusto, en quien encuentra alguien en quien puede confiar y con quien puede ser ella, sin embargo, tendrán que enfrentar algunas situaciones que los llevarán a pensar si vale la pena intentar estar juntos.
Esta cinta nos presenta una perspectiva del amor que fluctúa entre insinuaciones filosóficas y las tramas telenoveleras a las que nos han acostumbrado los consorcios televisivos, siguiendo los arquetipos determinados por estos géneros. La idea no es mala: el dilema entre arriesgar todo por una persona o no hacer, estar o no estar y pagar, de ser necesario las consecuencias, sin embargo, el tratamiento y otros elementos van entorpeciendo la trama.
El guión parte del momento actual y valiéndose del flashback (justificado en una especie de alucinación) nos cuenta la historia de Augusto y Nastenka. Sin embargo, ese mismo guión intenta parecer profundo e interesante mezclando algunas referencias a la filosofía, literatura o cine, pero en la mayoría de las ocasiones lo hace de manera superficial, sin tener una idea clara sobre lo que se quiere decir o transmitir y quedando en frases vacías o que no alcanzan a tener una conexión con el resto de la obra.
El desastre se agrava cuando se analizan las actuaciones, en donde encontramos que son muy contrastantes, mientras actrices como Angélica Aragón o Patricia Reyes Espíndola encarnan en muy buena forma a sus personajes, a pesar del poco tiempo que se les da a cuadro, Flavio Medina se muestra totalmente inexpresivo, acartonado, por momentos hasta distraído o mirando a la cámara, arrastrando consigo a su compañera Aislinn Derbez, quien a pesar de sus esfuerzos por mostrarse natural terminan cayendo en la tónica haciendo actuaciones poco creíbles que caen en exageraciones o en momentos que no muestran gran química. Algo que puede resaltarse es la forma en que uno de los personajes muere, pues es algo poco visto en el cine.
En el aspecto de la dirección de cámara se ven algunos elementos interesantes, en donde se experimenta con encuadres con gran movimiento o teniéndola en mano en momentos de mayor desequilibrio, esto se complementa con una fotografía que hace un trabajo óptimo, sin embargo, da la impresión de que no se aprovechan del todo las locaciones del lugar que pudieron haber embellecido más la composición de los encuadres, como se muestra en algunas ocasiones, la edición presenta ciertos problemas rompiendo con la continuidad en algunas escenas o dando saltos bruscos de lugar.
En general Estar o no estar, que figura como un melodrama romántico tienen más tropiezos que errores, los cuales en buena medida parten de la dirección, y que van jugando en detrimento de su propia historia, a pesar de los esfuerzos esporádicos que realizan las actrices por rescatar la trama.
Estar o no estar, Marcelo González, México, 2016, 100 min. Con: Flavio Medina, Asilinn Derbez, Patricia Reyes Espíndola, et. al.
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