Por: Masiel Rico Landa.
Si bien el estrés se ha convertido en un tema recurrente de nuestra actual sociedad, no se ha replanteado como un conflicto relevante con extremas consecuencias emocionales que podrían orillarnos a acciones completamente irracionales y descontroladas. Al menos a una reflexión de este tipo nos acerca Histeria, película dirigida por el mexicano Carlos Meléndez, que nos presenta una situación nada alejada de la realidad que muchos hemos experimentado pero que quizá pocas veces analizamos.
Estrenada en el marco del Macabro Film Festival 2016, este filme presenta la historia del arquitecto Federico Anduaga (Héctor Kotsifakis) cuya vida cotidiana se verá sobrepasada por una fuerte crisis y sus extremas consecuencias. Presentado como un hombre frustrado por no cumplir con las altas expectativas de su padre Rafael (Fernando Becerril), Federico lleva una vida común al lado de su esposa Sonia (Sharon Zundel) con quien espera iniciar una nueva etapa no sólo por su llegada a una nueva casa, sino también por la espera de su primer hijo.
Envuelto en un entorno hostil, el personaje principal se ve obligado a soportar altas cargas emocionales que ponen a prueba no sólo su fortaleza (que se deja claro desde el principio no es mucha) sino incluso sus valores y acciones morales. Así, alentado por un ambiente agresivo y una constante confusión entre lo que es correcto y no, los límites de Federico son inevitablemente rebasados y tras constantes cambios de humor y actitud, pierde el control de sí mismo provocado por las circunstancias de su vida diaria.
Si bien el desenlace del filme parece “venderse” muy rápido a la audiencia, Carlos Meléndez consigue contar de forma eficaz la historia, mostrando un apropiado desarrollo de personajes, dando a cada uno de ellos la importancia necesaria dentro de la narrativa y mostrando un control absoluto de los elementos que se quieren mostrar al público, incluso aquellos más “sutiles”, como los diálogos de la radio que escucha el personaje principal, que contextualizan una vez, el ambiente hostil y violento en donde se desenvuelve (nos desenvolvemos).
De igual forma, uno de los elementos más plausibles del filme es la construcción de una atmósfera tensa, ya que guía apropiadamente a la audiencia en el recorrido de la historia, sin forzar ningún elemento y consiguiendo así que el trayecto de la historia se sienta natural. Del mismo modo, la cinta consigue generar importante empatía entre Federico y los espectadores, un elemento clave para generar las emociones deseadas. El resto del reparto hace un trabajo excepcional, Noé Hernández en su papel de jefe prepotente es resaltable, del mismo modo Enrique Arreola, quien nos ha acostumbrado a un tono serio en sus personajes, realiza un trabajo distinto en esta cinta, lo cual viene a darle vida y complementa la actuación del personaje principal.
De este modo, tras un arduo trajo de producción y apoyado por un gran número de fondeadores, el director mexicano ha conseguido que su proyecto llegue a las pantallas, planteando una reflexión sobre el ambiente violento y agresivo al que nos hemos acostumbrado y que ya se ha convertido en parte de nuestro día a día, mostrando a la audiencia de forma efectiva, los pequeños pero esenciales detalles que pueden generar en todos nosotros algo de Histeria.
Histeria, Carlos Meléndez, México, 2016, 80 min. Con: Héctor Kotsifakis, Sharon Zundel, Noé Hernández, Enrique Arreola, et. al.
Aquí el video del fondeo con algunas imágenes.
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