viernes, 8 de julio de 2016

El exorcismo de Anna Waters o todos contra el diablo.

Por: Manuel Hernández-Samperio

Sin duda alguna, una de las bases existenciales de las religiones es la batalla eterna entre el bien y el mal, para ellas la mayoría de las veces el mundo puede dividirse entre los que se irán al cielo y los que serán castigados en el infierno, con esta pugna se han desarollado las ideas de que los espíritus pueden ser, del mismo modo, benignos o malignos. El debate y sobre todo, las creencias en ello, han dado pie a diferentes interpretaciones que traspoladas al cine, han devenido en propuestas muy interesantes que han navegado en el género de terror, aunque también han sido llevadas a otros géneros (tenemos el reciente caso de Lucifer de van den Berghe). En el caso del terror llega a las pantallas una propuesta más: El exorcismo de Anna Waters.

Jamie Waters (Elizabeth Rice) es una periodista que recibe una llamada desde Singapur para avisarle que su hermana ha muerto. Al llegar al lugar le aclaran que lo de pariente fue un suicidio, tuvo incluso el detalle de grabar su muerte. Al mismo tiempo, el encargado de las redes de la iglesia católica reporta que su portal ha recibido ataques de lo que parece ser una agrupación que hace referencia a la "Torre de Babel" (por el pasaje bíblico donde se construyó una torre en donde el común denominador era el lenguaje). 

Jamie, apoyada de Sam Harris su ex-cuñado (Mathew Settle)y los sacerdotes (Colin Borgonon y Adrian Pang) tomarán estas pequeñas pistas (el video con el suicidio y los ataques cibernéticos) para iniciar sus investigaciones, después de realizar sus pesquisas, deducirán que deben actuar rápido, pues de lo contrario las consecuencias podrían ser lamentables no sólo para ellos si no para buena parte de la humanidad. 

El exorcismo de Anna Waters es una película que cumple con su objetivo: causar terror y por ende asustar a su audiencia. Lo que está sujeto a análisis es la manera o los métodos por lo cuáles lo logra. 

Las actuaciones son buenas aunque en ocasiones la situaciones por las que pasan los personajes resultan un poco exageradas (un ejemplo es un personaje que se saca los ojos), Katie (Adina Herz), la sobrina de Jamie tiene un papel fundamental, realiza una actuación sobria, en donde su silencio provoca más enigmas de los que resuelve, a pesar de que es quien va juntando algunas piezas sobre el misterio que la rodea, la forma en que afronta la muerte de la madre, pasando del shock a la indiferencia, es de resaltar. 

Ahora bien, yendo a la parte del guión, encontramos que la cinta condensa un sinfín de historias y de temáticas dentro del género del terror, nos explicamos, a lo largo de la película se cuenta la investigación que realiza Jamie, la investigación que realizan los curas y además, nos presentan la historia de lo que sucedió en la casa en donde vivía Anna, es decir, nos remonta a un pasado un tanto lejano. Con esto mismo podemos mencionar algunos de los recursos del género de terror que se retoman: exorcismos, casas embrujadas, posesiones, fantasmas, contacto con espíritus, una organización que busca influir en las personas a partir de una falsa resurrección, sólo por mencionar algunos. 

Este mismo exceso de historias y de recursos van haciendo que la trama pierda un poco de seriedad, pues el director se concentra en la historia de Jamie y las otras dos, paralelas, caen en el plano anecdótico, si no se presentan la película se seguiría contando perfectamente e incluso tendría la oportunidad de profundizar un poco más en ella, hacerla más sólida. 

Otro punto cuestionable es el enredo que se hace entre pasajes bíblicos, la torre de babel, el leviatán, etc. Aunque también debe apuntarse que la manera en que se resuelve la cuestión de los lenguajes es interesante e inteligente. 

Los efectos son de resaltar ya que están bien logrados, pueden apuntarse las mutilaciones que se realizan algunos personajes, que al estilo oriental se muestran a cuadro sin reparo alguno y que tienen total credibilidad ya que la cámara se ubica desde un punto en el que no exige detalles. En otro ejemplo del buen uso de efectos, se puede mencionar el cambio de color en un personaje que supone también su cambio de actitud previo y durante el momento climático (aún cuando éste termina cerca del ridículo) está bien realizado. 

Kelvin Tong, cineasta oriental logra en El exorcismo de Anna Waters una mezcla del cine hollywoodense con el de la región de donde es oriundo: si bien tiene escenas muy cercanas al gore también se utiliza el recurso de la música o ruidos a un alto volumen para provocar el susto, si bien la película se desarrolla en Singapur está hablada en inglés, además de tener algunas referencias a clásicos del cine de terror, sin duda el espectador los encontrará. 

El exorcismo de Anna Waters es una película, que como mencionamos al inicio cumple con 
su objetivo, logra causar terror en quien la ve que es el fin principal, sin embargo, intenta ser tan completa que el exceso le hace mal. La diversidad de historias que presenta logra hacer que ninguna de ellas se cierre de la mejor manera (aunque hay que decirlo, muchas tienen una justificación bien pensada). Si se la ve con la simpleza de ir a asustarse por hora y media lo hará, si se busca una historia sólida (y no varias endebles) quizá no sea la mejor opción.

El exorcismo de Anna Waters, Kelvin Tong, Singapur-Estados Unidos, 2016, 95 min. Con: Mathew Settle, Elizabeth Rice, Adina Herz, et. al. 

 

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