jueves, 12 de mayo de 2016

La violencia de género al borde de la normalización. Me quedo contigo.

Por: Manuel Hernández-Samperio

La violencia vivida en México puede llegar a ser ya tan cotidiana que la vemos como algo normal. La de género, otro de los temas en boga en la agenda nacional suele señalarse mucho más cuando es de un hombre hacia una mujer pero no tanto cuando es un caso contrario, con soluciones de fondo o no, lo que es un hecho es que ha dado pie a diferentes interpretaciones artísticas y Me quedo contigo es una muestra de ello.

Natalia es una mujer que ha venido desde España, a petición de su novio, Esteban, a probar si puede vivir en México, sin embargo, el trabajo de él le impide recibirla y estar con ella en los primeros días de su estancia. Son sus amigos quienes están con ella y tratan de ayudarle a adaptarse.

Tres amigas de Esteban deciden invitarla a pasar un fin de semana fuera de la ciudad, en el curso de la salida todo parece estar tranquilo hasta que casi por casualidad conoce a un "vaquero" que le dará un giro inesperado a la historia que están por vivir. De nuevo se aborda a la clase alta mexicana, esa que hemos dicho en otras reseñas (Los Muertos, Los Herederos) suele no saber qué hacer con sus vidas y aprovecha el tiempo en drogas o en delinquir, este no es un caso diferente y sin embargo, Artemio Narro, sabe no dejar caer a sus personajes en el tedio que los clichés obligan y a cambio lleva la trama por un camino que durante el planteamiento no se habría sospechado.

La película tienen un guión bien planteado en cuanto a las acciones se refiere, el giro que sufre la historia no se siente forzado, en contraste, lo que puede cuestionarse son las reacciones de los personajes, pues hay momentos en que algunos personajes parecen un tanto inverosímiles, no hablamos de cosas que no pasarían, sino de que hay personajes que por la estructuración de su psique podrían no reaccionar así. A pesar de eso, sus acciones, que rayan en la brutalidad, pueden pasarse por alto gracias a las buenas actuaciones de los intérpretes.
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La cinta cuenta con algunos problemas técnicos, fundamentalmente en la parte sonora, pues por momentos da la impresión de haberse descuidado en lugares donde hay bullicio. Aunque hábilmente se resuelve a base de subtítulos. El estilo del director es cercano al que ha desarrollado Amar Escalante o Michel Franco, con planos largos, pocos movimientos de cámara y sin miedo a mostrar la brutalidad de la violencia cuando es necesaria, sin embargo, a diferencia de aquellos, en este caso hay acción constante a cuadro, ya sea en forma de diálogo o física.

En este aspecto hay que mencionar aún dos puntos más, el primero de ellos es que se hace gala de un humor negro pocas veces visto en el cine mexicano, uno como espectador se puede identificar fácilmente con el grupo de chicas, razón que lo llevará a reflexionar cuando se  cuenta de lo que sucede en la historia y se esté riendo de eso. El otro punto es que hay momentos en que las tomas llegan a ser demasiado largas y pueden provocar cierto tedio, aunque no son la mayoría.
Me quedo contigo es una historia que llega discretamente a las pantallas (estrena con sólo una copia) pero que sin duda provocará alguna reacción en todo aquel que la vea, para bien o para mal enfrentará opiniones, pero sin duda invita a la reflexión sobre esa violencia que vemos diariamente y que tomamos como si fuera ya algo normal.

Me quedo contigo de Artemio Narro, México, 2015, 99 min. Con: Diego Luna, Ximena González Rubio, Flor Edwarda, et. al. 


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