domingo, 14 de febrero de 2016

Guibord se va a la guerra.


O de cómo Haití se volvió censor electoral 

Por: Manuel Hernández
La política puede navegar por caminos insospechados. En Canadá no suelen tener una tradición de ir a la guerra constantemente pero, ¿qué pasaría si un buen día deciden someter a votación una decisión así, con el fin de ir a apoyar los problemas en Medio Oriente y la decisión recairía en un candidato independiente? La misma película nos advierte que la historia está basada en hechos que podrían suceder.  

Con esta premisa, Steve Guibord, un antiguo jugador de hockey que padece aerofobia y que ahora tiene a su cargo el gobierno de una región en donde confluyen intereses muy diversos: camioneros, madereros e indígenas, se ve obligado a decidir el futuro de una generación canadiense, entre ir o no ir a la guerra. Complementan su "equipo" Suzanne su esposa, Lune, su hija idealista y Sovereign, un estudiante haitiano que ha decidido hacer su servicio social apoyando el ex-jugador en sus tareas políticas.

Así, inicia un juego en donde se buscará determinar qué debe hacerse, en una sociedad aquejada por el desempleo y por un constante cierre de caminos ya que las ideologías de los habitantes chocan entre sí. Más aún, a su asistente se le ocurre la idea de llevar un proceso "democrático", consultando cada uno de los tres poblados. Dando como lugar a una travesía y juego de intereses en donde Guibord quedará en el centro de todo, sin lugar aparente a donde hacerse, y a lo cual debe buscarle una solución.

La historia cuenta con un guión muy ágil, que plantea los problemas y la situación motivadora del conflicto de manera rápida y que una vez iniciada no se detiene hasta enfrentarnos con la decisión final y la manera en que se resolverá. Tiene un humor negro muy bien trabajado, en donde satirizan los juegos del poder y estamos seguros que no sólo se identificarán los políticos canadienses sino también de otras tantas regiones del planeta incluyendo a México. Los chistes que envuelven a Rousseau son geniales.

La edición es buena, ayuda a agilizar la historia y junto al montaje plantea un juego interesante con el uso de otros medios, como la televisión o las computadoras, haciendo transiciones de espacio muy sutiles. El diseño sonoro también es bueno, la música empleada ayuda a acompañar las acciones, y contextualiza al espectador de acuerdo al lugar en que se plantea la escena.

Las actuaciones también son buenas, la pareja integrada entre Guidord y Soveragne se complementa en muchas ocasiones, mientras uno demuestra ser bueno en las cuestiones académicas, el otro se mantiene firme en sus ideales y en la forma en que realiza sus discursos, aunque pareciera que son muy diferentes, con temperamentos opuestos, cuando se unen saben llevar adelante la trama. Suzanne, y Lune, aunque tienen un papel secundario también hacen muy buen trabajo.
Guibord se va a la guerra es en su conjunto una comedia muy bien lograda, que pone, de manera sutil pone en primer plano temáticas que pueden ser un poco delicadas, como los conflictos de Medio Oriente y aunque parece ser la película es muy local por el lugar en donde se desenvuelve, se convierte en un referente por retomar una temática que a muchos aqueja. 

Guibord se va a la guerra de Philippe Falardeau, Canadá, 2015. Con: Patrick Huard, Irdens Exantus, Suzanne Clément, Clémence Dufresne-Deslieres, et. al. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario