El cine, como todas las artes, tiene una relación estrecha con la filosofía, de la cual se alimenta y a la que alimenta con algunas reflexiones o temáticas que lleva a la pantalla para trasnmitir un mensaje, han habido casos de filósofos-cineastas y de cineastas que realizan ensayos filosóficos a través de la imagen. Esta introducción, (que bien suena a trabalenguas) nos funciona para situarnos en Cosmos, las más reciente y última película de Andrzej Zulawski.
Witold, un estudiante de derecho a quien no se le da la escuela y su amigo Fuchs, quien renunció a su trabajo llegan como visitantes a una casa de huéspedes en donde se encontrarán con una familia muy poco convencional, con unos personajes que tienen hábitos que no concuerdan con lo aceptado socialmente y cuya convivencia sale de los parámetros de los social. Witold tiene como afición la escritura, ya ha realizado una novela que su padre ha desdeñado y a Fuchs le interesa pasarla bien.

Estamos ante una película que podemos catalogar como "densa", tanto por la forma de contarse como por lo que se cuenta. Con esto nos referimos a que dentro de la misma existe una gran cantidad de información que exige del espectador estar atento para ir conociendo los detalles y no perder el hilo de lo que se va contando.
Si bien la película es la adaptación de una novela del escritor Witold Gombrowicz, nos encontramos ante un guión que propone una reflexión constante sobre la multidimensionalidad, tanto temporal como en la posibilidad de estar representados como persona en diferentes lugares a la vez. Gracias a lo anterior, la trama da constantes saltos, con lo cual espectador puede y debe ir haciendo conexiones que le permitirán llegar hacia el final (o finales) que se proponen.

Los personajes, que padecen enfermedades extrañas y que tienen formas de pensar muy distintas entre sí y por esto mismo resultan peculiares tienen psicologías un tanto complejas y que van revelando en cada uno de los diálogos su manera de percibir la vida, la estética o la misma muerte. Al respecto se puede decir que también las interpretaciones son buenas, destacando la de Jonathan Genet (Witold), Sabine Azéma (madame Woytis, la anfitriona) y Jean-Francis Balmer (Leon, su esposo), el primero atraviesa ciertos ataques desconcertantes pero bien actuados, la segunda tiene la capacidad de ser un personaje que termina siendo molesto tanto por la manera en que actúa como por el diseño del mismo y el tercero, que tiene una personalidad un tanto más tranquila, pero que también tiene una buena participación con su personaje.

El final, si bien es desconcertante, termina por ser la confirmación de la experimentación filosófica y que plantea en el espectador una reflexión sobre el tiempo o la infinidad de opciones que puede tener la vida si se toma una u otra decisión.
Cosmos es una historia compleja tanto en la creación de los personajes como por las temáticas que aborda, si bien la anécdota de la que parte es de lo más sencilla (dos tipos que buscan encontrar a un asesino) todas las reflexiones, citas y situaciones por las que atraviesan son las que condensan toda la fuerza con la que cuenta la trama.
Cosmos de Andrzej Zulawski, Francia-Portugal, 2015, 103 min. Con: Sanine Azéma, Jean-Francis Balmer, Jonathan Genet, et. al.
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