Por: Manuel Hernández-Samperio.
En más de una ocasión hemos escuchado que el sistema
económico en el que vivimos está obsoleto y por lo mismo las nuevas
generaciones se enfrentan a una situación en donde las oportunidades tanto
laborales como de crecimiento son limitadas. También muchas veces nos han dicho
que los jóvenes son indiferentes ante los acontecimientos del mundo. En este
contexto encontramos Días Cortos de Ted Fendt.
Mike es un treintañero cuya vida en Nueva Jersey, no ha
logrado una estabilidad constante, vive en casa de su madre y al parecer no ha
logrado consolidarse en ningún trabajo. Cuando Mark, uno de sus amigos decide
salir de viaje por varios meses, le ofrece la posibilidad de realizar tours en
Filadelfia, lo cual provoca un cambio en su vida.
Este nuevo comienzo podría abrirle una nueva posibilidad de
cambiar su vida, pero al mismo tiempo le genera la incertidumbre de lo que
podrá pasar con ese cambio.
La cinta de Fendt nos presenta una historia muy cercana a la
realidad, con una juventud a la cual, en
apalriencia, le pesa tomar decisiones
con respecto a un futuro que se antoja cada vez más incierto. Mike, el
protagonista, va de un trabajo a otro sin lograr encontrar algo que realmente
le apasione y refleja este sentir en todas sus relaciones e incluso en los
lugares donde tiene que vivir.

Sin embargo, uno de los problemas que enfrenta es la
creación de los personajes y en complemento a ello, se presentan algunas trabas
en las actuaciones. A pesar de que se nos trata de compartir una historia en
donde se ve a un personaje que no encuentra su lugar, en ocasiones parece un
tanto exagerado, el grado de indecisión sobre su propia vida recae en él de
forma excesiva contagiando al espectador el hastío por verlo en total inacción.

Días Cortos, Ted Fendt, Estados Unidos, 2016, 61 min. Con: Mike MacCherone, Dan Faro, Elizabeth Soltan, et. al.
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